El delantero de Racing reúne características que no abundan en plaza y susceptibles dignas de ser apreciadas en las grandes ligas.
por Walter Vargas
A juzgar por todo lo que ya ha plasmado en el verde césped y por lo que dejan entrever sus posibilidades de crecimiento y evolución, Lautaro Martínez se perfila para cumbres incluso más trascendentes que las de consolidarse en la Primera de Racing.
Acaso una de las pinturas más certeras que se corresponden con una de las estrellas que la Selección Nacional Sub 20 presentará en el Mundial de Corea del Sur la deslizó el entrenador Diego Cocca: “Lautaro no tiene techo”.
Fue el viernes a la noche al cabo del partido de Racing y Gimnasia, cuando nuestro personaje ya había empalmado una deliciosa volea con un bonus track de tres puntos.
No cualquiera resuelve con esa pasmosa facilidad, más bien propia de delanteros consolidados en el fútbol grande y a menudo de los que se distinguen como buenos entre los muy buenos.
Nacido en Bahía Blanca el 22 de agosto de 1997, Martínez se formó en Liniers de su ciudad natal, destacó en el Sub 17 de La Liga del Sur y en un partido con esa camiseta fue descubierto por Fabio Radaelli, coordinador de las divisiones menores de Racing.
Desde entonces todo fue rápido y luminoso: convirtió 33 goles en la Sexta, nueve en la Reserva, y el 31 de octubre de 2015 disfrutó de su bautismo en el equipo de mayores, ante Crucero del Norte, en sustitución de Diego Milito, nada menos.
Pieza fundamental en la Sub 20 clasificado al Mundial con nueve goles de los cuales cinco fueron de su autoría, influyente recambio en un Racing que dispone de colosales delanteros como Lisandro López y Gustavo Bou, el muchacho bahiense reúne características que no abundan en plaza y susceptibles dignas de ser apreciadas en las grandes ligas.
(De hecho, ya consta en la carpeta del Arsenal de la Premier League, del Valencia, entre otros, a punto tal que en su momento hubo acercamientos para que se incorpore al Real Madrid B).
¿Cómo y de qué juega Martínez?
Puede ser centrodelantero de área y puede salir de la troya y hacer el trabajo menos grato sin que se le caigan los anillos; es rápido, movedizo, sagaz, pareciera que dispone de un detector de errores de los defensores y de dónde caerá la pelota.
Siempre está bien perfilado para definir sin preámbulos con uno u otro perfil, si cuadra es capaz de tomar la pausa indispensable para ajustar el remate y, he aquí un valor fundamental, su condición de inexperto se nota poco o nada: juega sin complejos.
Hace bastante rato que Racing viene dulce con los delanteros formados puertas adentro: Valentín Viola, Ricardo Centurión, Maximiliano Cuadra y Lautaro Martínez.
Pero Martínez tiene ese no sé qué de crack, un aura más refulgente aún si tomamos nota de que por imperativo biológico la gran mayoría de los mejores delanteros argentinos de estos años llegará a las eliminatorias del Mundial de Qatar en medio de una pendiente inevitable.
Télam.